''LA IDENTIDAD DE CRISTOBAL COLON''
por Alfonso Philippot Abeledo
(5ª Edición)

Supuesto retrato de C. Colón
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La Pinta entró en Baiona
"El libro de Philippot, con más de 700 páginas y abundancia de documentos y genealogías, ha alcanzado ya la quinta edición y sus tésis resultan incontrovertibles. Ya había hecho alguna indicación sobre la lengua colombina el maestro Ramón Menéndez Pidal, coruñes de nacimiento, aunque no mucho caso hizo de sus indicaciones filológicas su paisano Salvador de Madariaga, autor de un biografía del navegante, muy difundida por sus numerosas traducciones a diversas lenguas.
Casa natal de Cristobal Colón - Finca de la Puntada. (Porto Santo)
Casa natal de Cristóbal Colón (Porto Santo)
Italiano, Catalán, Gallego y no por primera vez, aunque sí mucho más sólidamente en nuestro autor. Colón seguirá inquietando a los eruditos, por la excepcionalidad de su tarea, la desgracia en que al fin se ve sumida su inicial fortuna. Ante todas esas posibilidades, la de Alfonso Philippot es, para nosotros, la más atractiva y sorprendente."

(FRANCISCO PABLOS, Escritor y Académico de Bellas Artes. En "Faro de Vigo")

"El trabajo de Philippot no sólo defiende una tésis coherente, sino que además es una valiosa aportación en el campo de la investigación histórica.

(Jorge Bátiz Echevarria, descendiente del descubridor que viajó expresamente de México a Pontevedra para conocer sus raices familiares)"
"De cuantas tesis he leído, "La identidad de Cristobal Colón " es la que más equilibrada-mente trata de descifrar la personalidad del Almirante".

(Johan-Antoni Pérez i Herrero, historiador valenciano)
Vista panorámica de TUI, dónde Colón cursó sus primeros estudios.
"Esta nueva teoría, de admitirla los genoveses, sería la solución de todos los misterios y secretos en que anda envuelta la vida de Colón desde que aparece en escena con afanes de descubridor... En cualquier caso, el autor ató los cabos de tal manera, que costará trabajo a los incrédulos salir del camino trazado por él".

(Dr. Fray Manuel de Castro, redactor del "Archivo Ibero-Americano" y Correspondiente de la Real Academia de la Historia.)

“La tesis gallega siempre despertó pasiones y arrastró a un buen número de seguidores, a los que hace unos años se sumó Alfonso Philippot. Este centenario enfoque sobre el origen colombino ha tenido grandes detractores, principalmente entre quienes defienden la tesis genovesa…El autor hizo un meritorio trabajo reuniendo cuantos elementos ha podido hallar en defensa de esta teoría, rehabilitando la figura de García de la Riega, y los documentos por él empleados; el estudio de la toponimia de los lugares descubiertos por el Almirante, relacionándolos con sus homónimos de las costas gallegas que, como marino profesional, tan bien conoce. Después, el estudio lingüístico comparativo entre el lenguaje colombino y el idioma gallego; así como varios pasajes de la Historia de Galicia, con la singular “Revuelta Irmandiña” y algunos aspectos de la misma que vienen al caso por el paralelismo que guardan con la de Castilla y Portugal.

Siguiendo el hilo de la obra a través del camino trazado por Philippot, el lector asiste complacido al desarrollo de esta nueva teoría que se resume en la identificación, en un mismo personaje, de Pedro Madruga y Cristóbal Colón… Por ello, Alfonso Philippot es acreedor del más profundo respeto de todos cuantos, como él, hemos dedicado muchas horas de paciente lectura a un personaje histórico tan apasionante como es el Descubridor.

Cristóbal Colón de Carvajal y Gorosabel, Duque de Veragua. (Extractado del Prólogo a la 3ª edición)
“No será porque no deje de ser docente universitario en el campo de las Humanidades y de las Ciencias Sociales, pero es el caso que hace mucho tiempo que no cae en mis manos un volumen tan erudito y con un tal “corpus” bibliográfico como La identidad de Cristóbal Colón, del incansable investigador histórico Philippot”.

“Obra sugestiva por el solo título, produce en el lector curioso una grata hartanza de cuanto exige la indagación histórica: método, desbordante documentación e interpretación objetiva del material puesto al alcance del erudito historiador”.

“Alfonso Philippot pasa con esta obra a constituirse en referente necesario para todo el que se proponga indagar en el “enigma” del descubridor del Nuevo Mundo”.

“Es tan ingente la elaboración de una obra como ésta que quedará, para siempre, en la historiografía del Descubrimiento de América, como eslabón básico en la diacromía indagatoria del hecho colombino y modelo para los jóvenes historiadores de cómo hay que trabajar en éste campo, o en otros similares”.

(Manuel Mourelle de Lema, Director de la Revista “Galicia en Madrid”. Año 1995)

 
Punta Lanzada (Ría de Pontevedra)  
La Catedral de Santiago

"EL SECRETO DE MARÍA VINYALS"

El inventario completo de los objetos transferidos por doña María Vinyals es imposible recuperarlo, pero la correlación de fechas y el parentesco de la casa de Veragua con los Soutomaior, demuestra que el grueso del "botín" debieron adquirirlo los herederos de don Santiago Colón; formando parte del mismo los artículos reclamados posteriormente al notario. Entre otros, el escudo del Almirante, al cual incorporó sus propias armas el marqués de Mos.

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En el castillo de Soutomaior se guardaban efectos personales de Cristóbal Colón que fueron enajenados.
DON CRISTOBAL DE SOUTOMAIOR, HIJO DE LOS CONDES DE CAMIÑA, FUNDÓ EN PUERTO RICO LAS POBLACIONES DE TÁVORA (GUÁNICA) Y SOTOMAYOR (AGUADA).

"EL 25 DE NOVIEMBRE DE 1511 ES LA PRIMERA VEZ QUE APARECE EL NOMBRE DE AGUADA EN UN DOCUMENTO OFICIAL, POR CARTA QUE LE ESCRIBIÓ AL REY DON JUAN CERÓN, ALCALDE DE CAPARRA; HACIÉNDOLE RELACIÓN DETALLADA DE LA MUERTE DE DON CRISTÓBAL COLÓN DE SOTOMAYOR, Y DE LOS HABITANTES Y COLONOS BAJO SU MANDO".

(LINO GÓMEZ CANEDO. O.F.M. APUNTES DE UNA VISITA REALIZADA DE ENERO A MAYO DE 196O, AL ARCHIVO GENERAL DE PUERTO RICO.) (NOTICE REPORTED BY THE ACADEMY OF AMERICAN-FRANCISCAN HISTORY, IN 1964)

DON JUAN CERÓN , ADICTO A LOS COLONES, VIAJÓ A INDIAS CON D. CRISTÓBAL DE SOUTOMAIOR, EN 1509. LO CUAL, DESPUÉS DE SU POSTERIOR CONVIVENCIA EN BORIQUÉN, LE FACULTABA PARA CONOCER LA VERDADERA FILIACIÓN DE DICHO PERSONAJE, HIJO DE PEDRO MADRUGA. EL P. GÓMEZ CANEDO, UN GALLEGO DE LARACHA, NACIDO EN 1908, FUE DISCÍPULO Y AYUDANTE DEL P. ATANASIO LÓPEZ, ORDENÁNDOSE EN 1929. CUATRO AÑOS MÁS TARDE VIAJÓ A ROMA, DONDE SE LICENCIÓ EN HISTORIA ECLESIÁSTICA. EN 1951 SE INCORPORÓ A LA ACADEMIA AMERICANA DE LA HISTORIA, CON SEDE EN WASHINGTON, CON LA QUE TRABAJÓ DURANTE VARIAS DÉCADAS. Y EN 1960 VISITÓ SAN JUAN DE PUERTO RICO, DONDE REORGANIZÓ EL ARCHIVO DIOCESANO, "CUYOS RESTOS SE HALLABAN AMONTONADOS EN UN RINCÓN". GÓMEZ CANEDO FALLECIÓ EN MÉXICO EL 24 DE DICIEMBRE DE 1990.

LOS RESTOS DE COLÓN.

Las últimas noticias sobre el ADN de Colón parecen confirmar que los restos de Sevilla pertenecen al Descubridor:  El genetista José Antonio Lorente y el antropólogo Miguel Botella, de la Universidad de Granada,  sólo disponen de 150 gramos de polvo y de pequeños trozos del esqueleto; de  ahí las dificultades de su trabajo. Del hallazgo de los “escasos y deteriorados restos” de la Catedral Hispalense, se infiere que es cuanto dejaron los violadores de La Habana. Y a juzgar por su aspecto –según el doctor Botella- corresponden a una persona  de setenta (70) años.  Su autorizada opinión coincide con la de aquellos que siguen la española tradición de los autores antiguos: Andrés Bernáldez, Las Casas, Fernández de Navarrete, Asensio, Majó Framís, La Riega y Rafael Calzada, entre otros, al sostener que don Cristóbal murió “in senectute bona, a la edad de setenta (70) años, poco más o menos”.

Analizando las distintas versiones sobre el contenido de la urna, depositada en la Catedral de La Habana en 1795, llegamos a la conclusión de que el “informe” de las autoridades  españolas en Cuba, tras la exhumación de los restos el 26 de Septiembre de 1898, fue “amañado” para evitar posteriores indagaciones sobre una evidente  falta de celo en la custodia de las reliquias. Según el certificado expedido por  Gobernador General, Excmo. Sr. D. Ramón Blanco Arenas:

“La expresada caja de plomo dorado mide cuarenta y un centímetros de largo, veintiocho de ancho y veinticinco de alto. Abierta con la llave depositada igualmente  en el nicho o urna y examinado su contenido, se hace constar que lo forman restos de huesos largos, un fragmento de hueso innominado y otro de dos centímetros que parece ser una porción del cúbito”.

En el informe fechado en 19 de Enero de 1899 por el Jefe Superior de Administración Civil y Notario Público de Sevilla, Ilustrísimo Sr. D. Adolfo Rodríguez de Palacios, a requerimiento del  Excmo. Sr. Don Cristóbal Colón de la Cerda, Duque de Veragua, se da por buena  la anterior descripción de los restos (sin haberlos verificado)  y se entrega la urna al Alcalde de la Ciudad, Ilustrísimo Sr. D. Alfredo Eraso Pizarrro, para que la deposite en la Catedral. Pero en las declaraciones de los testigos D. Emilio Loys Gourrié, superintendente de obras, y  D. Enrique Hernández Ortega, agrimensor y perito, presentes en el acto de exhumación de 1898, que trascribió el Académico de número Dr.  Don Antonio L. Valverde, se hace constar lo siguiente:

“Colocada la caja sobre una mesa, tomó la llave el Sr. Garganta (Doctor en Medicina) y la abrió, apareciendo la tapa de plomo y tras ella, en la caja del mismo metal una porción de tierra, algunas astillas de hueso y dos pequeños pedazos, como de un centímetro y medio, de forma semiovales. Tomó el menor el doctor Garganta y dijo parecerle una falange, y analizando que hubo el segundo, pintó con él sobre la tapa de plomo manifestando que le parecía yeso fundido. Tras algunos minutos de miradas, gestos de cabezas y murmuraciones, a soto voce, se me ordenó extraer la urna. Al realizarlo, cayó al suelo uno de los pedazos del destrozado respaldo (que había sido arrancado a golpes de gubia por el lado contrario del nicho, o sea por la Capilla de Loreto), y al depositarla en manos del  Sr. Sáez (Arquitecto del Estado), la diestra del Sr.  Blanco le indicaba que la pusiese junto a la tapa. El Sr. Govin (Notario Mayor) interrogó sobre lo que se haría constar en el acta y el Sr. Blanco le contestó: en casa arreglaremos eso…El contenido de la caja más parecía polvo del que producen las obras de albañilería y huesos machacados al efecto, que restos humanos. Con sobrada razón exclamó el General Arolas, ante aquél puñado de tierra: ¡ valiente mistificación se ha operado aquí ! “. Lo cual nos permite asegurar que las reliquias del Almirante se hallan repartidas entre Sevilla y Santo Domingo.

Llegados a este punto, cabe preguntarse ¿Por qué se profanó la urna de Colón?  Sin duda por un sentimiento anti-español. Según el diplomático e historiador Rodríguez Demorizi al diario “La Nación” (17 de Septiembre de 1877),  en un artículo publicado por  “El Porvenir” de Puerto Plata, en 1874, se reclamaban   los restos del  Descubridor. “La iniciativa –asegura Demorizi- partió del General Luperón”. ¿Sería este  el responsable de  dicha  profanación?  Gregorio Luperon (1839-1897) formaba parte, en 1864, de la insurrección de Sabaneta contra las autoridades españolas, destacando por sus dotes militares, su gran magnetismo  y su capacidad oratoria. A principios de 1865, se le otorgó la Vicepresidencia de la Junta Gubernativa, constituida tras el derrocamiento del gobierno de Gaspar  Polanco. Y en 1876 –esto es, un año antes del hallazgo en la Catedral Dominicana de la “auténtica” sepultura de Colón- se hizo cargo del Ministerio de Guerra y Marina.

Respecto a la edad del Almirante, frente a la versión de su contemporáneo Andrés Bernáldez, oponen los investigadores españoles el estudio anatómico forense realizado en 1959 por el profesor  Charles W. Goff, en Santo Domigo, para quien dicha osamenta corresponde a un varón fallecido a los sesenta (60) años. Lo cual encaja perfectamente en la teoría genovesa (pues 1506-1446= 60), que defienden –entre otros- Bossi, Harrisse, D’Avezac y Sophus Ruge; pero no así para los que, modernamente, establecen su nacimiento en 1451, acomodando esta fecha al documento de Ugo Assereto, descubierto en 1904, cuya autenticidad está y ha estado mucho tiempo en tela de juicio:

“Uno de los textos básicos para la “identificación” entre Christóforo Colombo = Cristóbal Colón, el llamado documento de “Assereto” (25 de Agosto de 1479), reúne indicios bien patentes de falsificación” (Antonio Rumeu de Armas, ex Director de la Real Academia de la Historia).

Alfonso  Philippot  Abeledo



Rodríguez Demorizi
 


Gregorio Luperón

EL  SEPULCRO  DE COLÓN  EN  VALLADOLID
                                                                                                                                                     A.Philippot*

En el mes de Diciembre del pasado año se hicieron eco las Agencias  de un estudio del historiador   D. Marcial Castro Sánchez, quien ayudado por la profesora de Historia del Arte, doña Maria Antonia Fernández del Hoyo, decía haber localizado el primer enterramiento de Cristóbal Colón en una capilla del Convento de San Francisco de Valladolid.
                                                                                                                                                                                                                           
El convento en cuestión, desaparecido en 1836 tras la desamortización de Mendizábal, ocupaba una superficie de 30.000 metros cuadrados, y se hallaba en el eje de la calle Constitución, abierta en 1843,  y a unos 30 metros del  acceso a la del  Duque de la Victoria. En ese lugar parece ser que estuvo la capilla de Luís de la Cerda, III señor de Villora, fallecido en 1469, y en ella permitió su viuda –doña Francisca de Castañeda- que fuera enterrado el descubridor de América. Hallazgo muy sorprendente en opinión del referido historiador, dada la alcurnia de aquella familia y su enigmática relación con el primer Almirante. Pero doña Francisca, descendiente de Rui Páez de Soutomaior (Justicia Mayor de Castilla), falleció el 14 de Febrero de 1503, dejando como herederos universales a sus nietos, los hermanos Francisco de Zúñiga y Francisca de Castañeda, hijos del matrimonio formado por  Diego de Zúñiga y  Juana de la Cerda  (1).
   Francisco de Zúñiga y su hermana  (primos de Pedro de Soutomaior o Cristóbal Colón) se enredaron en un largo pleito, a causa de la Palma y de la fortaleza de Alpizar que, curiosamente, pasaron por venta a  los hijos del Descubridor, en 1512:
 

Monumento a Colón en Valladolid

“Escritura otorgada por el Almirante D. Diego Colón, hijo de D. Cristóbal, ante Andrés Pérez, escribano de Sevilla, el 27 de Noviembre de 1523, en la morada de la señora Marquesa de Montemayor  (los Marqueses de Montemayor eran los Silva y Ribera, ramas colaterales de la Casa de Soutomaior), confirmando la escritura de traspaso á favor de su hermano D. Fernando Colón, otorgada en La Coruña en 17 de Mayo de 1520, de 900.000 maravedís que Francisco del Alcázar (su verdadero nombre era Francisco Maldonado de Saavedra), veinticuatro de Sevilla, le debía y estaba obligado a pagarle de la venta de la Villa de la Palma y fortaleza de Alpizar, con otra cuantía de maravedís.- Notaría núm. 10 de la Ciudad de Sevilla.- libro correspondiente al año 1523.- Archivo General de Protocolos.”  Propiedades que, posteriormente, vendió D. Fernando al conde de Belalcázar,  D. Alonso de Soutomaior (2), marido de doña Felipa de Portugal, sobrina del primer duque de Veragua.

Así, pues, y a la vista de sus relaciones familiares no debe extrañarnos que los herederos de doña Francisca hubiesen autorizado -en 1506- el enterramiento de Colón en la capilla de su abuelo; en cuyo convento debió ser inhumado, asimismo, Fernán Eanes (padre biológico del susodiçho Pedro de Soutomaior), que testó en  Valladolid el 10 de Noviembre de 1440.
 

  • (*)  Alfonso Philippot es autor del libro “La identidad de Cristóbal Colón” (5ª edición).Vigo, 2005.
  • (1) “Historia Genealógica de la Casa de Haro”. Luis  Salazar y Castro. Madrid, 1959.
  • (2) “Colección de Documentos inéditos”.  Sevilla, 1892.

LA BANDA Y LA BARRA DEL ESCUDO FAMILIAR

El 20 de Mayo de 1493, los Reyes Católicos recibieron a Cristóbal Colón en Barcelona, y entre otros privilegios le otorgaron un escudo con las siguientes armas:

“En el cuartel superior un castillo de oro sobre fondo de sinople (verde), y en el otro cuartel de la izquierda un león de gules (rojo) rampante sobre plata. En la punta derecha un archipiélago de oro sobre ondas de mar, y en el otro cuartel inferior, a la izquierda, las armas que solías traer”.

Posteriormente, con el permiso de los Soberanos, el Almirante modificó el blasón, pasando este a tener cinco cuarteles; poniendo en el cuarto cinco anclas de plata, acostadas sobre azur, y en el quinto el emblema de su casa, alusivo a los Caballeros de la Banda.

Dice Fernández de Oviedo –primer cronista de Indias- que Diego Colón utilizaba el mismo escudo que su padre, pero con las anclas derechas, con la punta hacia abajo; sustituyendo la banda del quinto por una barra, sin el jefe de gules. Y sobre el todo, un escudete ovalado con la figura de un águila, cuyos esmaltes desconocía (“Libro de los Linajes”).

“La banda atraviesa en diagonal el escudo desde el ángulo superior derecho al inferior izquierdo. Su dimensión es de un tercio del ancho del escudo. Es símbolo de Tahalí conque los caballeros llevaban la espada y también de la banda de color que usaban sobre su armadura los generales y capitanes. La barra se colocaba a la inversa de la banda, desde el ángulo superior izquierdo al inferior derecho, como señal de bastardía; creándose la expresión “nacido del lado izquierdo”, aplicado a un hijo ilegítimo” (“Elementos de la Heráldica”).

Lo cual corrobora nuestra afirmación acerca de la bastardía de don Diego (Cap. XI.1), a cuyo escudo incorporó el marqués de Mos la corona y el yelmo (Vide “El secreto de Maria Vinyals”, pág. 26 bis).


LAS RAICES GALLEGAS DEL ALMIRANTE

En el Inventario de los documentos custodiados en el Boal Museum de Pennsylvania se hace referencia al ascendiente de Cristóbal Colón con algunos de los linajes más preclaros de Galicia, citándose –entre otros- a los Osorio, Rivadeneira, Sotomayor y Figueroa. “Los Colones –dicen los señores Richard L. Garner y Donald C. Henderson- eran el elemento unificador, por cuanto heredaron a las demás familias.” (“Columbus and Related Family Papers”. Pennsylvania  State University, 1974)

Ron es el apellido central del que descienden los cuatro citados. “Los de Ron –dice Ambrosio de Morales- son muy buenos hidalgos. Tienen su solar en las montañas entre Asturias y Galicia, y son  muy valerosos y emparentados”. Sus armas fueron las que usó Lope Núñez de Ron y Osorio, en las diferentes guerras que sostuvo en Galicia.
Don Toribio Fernández de Ron, hijo de Orbita y nieto de Vitulo Fernández, señor de Monterroso y Pontevedra, contrajo matrimonio con Gontroda Osorio y tuvo tres hijos varones:  Sandro, Fortun y Orbita, que fueron fieles colaboradores de don Pelayo.

Don Pelayo -hijo de Favila, duque de Cantabria- estaba casado con Gaudosia Ferrández, y tuvo por capitanes a dos gallegos ilustres,  llamados Sorred y Arias Ferrández. Su padre, Fernando Ferrández, murió en la batalla de Guadalete el año 711; su quinto nieto, Men Páez Sorred, construyó el castillo de Sotomayor, y fue el primer señor de esta Casa.

Los Rivadeneira proceden de la reina Claudia Lupa -hija de Julio Cesar y de Cornelia, su  primera esposa- que se casó con Lobo Lobeiro y tuvieron por hijo a Lobesio Rivano, marido de Caya Valeria (hija de Puctonio Marcelo), cuyos descendientes fueron los señores  del castillo de Castro Lupario, a orillas del río Neira, cerca de Padrón; de quienes, a su vez, descienden los Bolaño, Figueroa, Fuertes, Valdés, Osorio, Lemos y Aguilar.

Los Osorio proceden del Alférez Mayor D. Luis Osorio, presente en  la batalla de Clavijo; de Martín Osorio y de Gutierre Osorio (el Conde Santo), fundador del Monasterio de Lorenzana, en Mondoñedo. Y los sucesores de esta casa están vinculados con los Valcarce, Cabrera y Rivera, Trastámara, Moscoso, Andrade y Bernáldez de Quirós.
 
Por último, los hermanos Pedro, Sancho, Fernando, Sueyro y Alfonso Ferrández, fueron los que arrebataron a los moros las 40 doncellas, entre las que se hallaban sus hermanas Sancha y Momerama. De este hecho  histórico, ocurrido en las cercanías de Betanzos, el año 791, tomaron aquellos el apellido de Figueroa, por haber acaecido en un campo  de higueras.


LOS DESCENDIENTES DE COLÓN EN MÉXICO

Entre los descendientes del Descubridor establecidos en Pontevedra a mediados del siglo XVII, figura D. Miguel Enríquez Colón y Portugal -nieto de don Nuño, III duque de Veragua (1565-1622)- casado con doña Jerónima de Vargas-Machuca.

El apellido Vargas es de origen andaluz y figura en la Crónica del Rey Santo, relacionado con acciones militares de la conquista de Sevilla, en 1248. “Un esforzado caballero de los que allí estuvieron –dice Antonio Rey Soto- se llamaba Garci Pérez de Vargas, varón de asombrosas fuerzas que usaba la espada de Fernán González, el conde de Castilla de los cantares de gesta. Tal espada se conserva en la Biblioteca Colombina (antes Fernandina), y tiene grabada esta inscripción: “De Fernán González recibí el valor y no lo adquirí menos de un Vargas a quien serví; soy la octava maravilla en cortar moras gargantas, no sabré decir yo cuántas, más sé que gané a Sevilla.”

Una rama del mismo apellido pasó a Italia, en tiempo del Gran Capitán, don Gonzalo Fernández de Córdoba, entroncado en la Casa de Soutomaior. Otras lo hicieron a Extremadura, Galicia y Portugal, probando su nobleza en las Ordenes de Santiago, Alcántara y Calatrava.
“En 1485, aparece en Gran Canaria el conquistador Sancho de Vargas Machuca, como beneficiario del reparto de tierras en Gáldar, que mandó construir una ermita dedicada a Santa Maria de Guía. Y siendo dueño de uno de los primeros ingenios azucareros de aquella Isla, junto con Gonzalo de Aguilar, (antepasado del marqués de Mos), contribuyó a sufragar los viajes de Colón al Nuevo Mundo” (Fr. Felipe de la Gándara, siglo XVII, “Armas y Triunfos de Galicia”). Recordemos que la capitana del tercer viaje, se llamó, precisamente, “Santa Maria de Guía”.

La noticia más antigua que pudimos recabar en Pontevedra sobre dicho apellido data de 1490, y se refiere a un mayordomo de la Casa de Soutomaior, llamado Diego de Vargas. Respecto a la unión de estas familias, sabemos que un García Vargas –señor de Lañoso, en Portugal- contrajo matrimonio, en 1410, con doña Constanza, hija de los señores del Carpio, oriundos de Galicia.

Según el Catálogo de Pasajeros a Indias, el 11 de Marzo de 1511 un Hernando de Vargas, vecino de Toledo, viajó a La Española desde Sevilla, con sus hijos Esteban y Juan de Vargas. Lo cual parece indicar que dichos personajes debieron ser los primeros que se establecieron en aquellas tierras.

De su relación con los Colones de la historia, digamos que un Francisco de Vargas, residente en Santo Domingo, era apoderado –en 1554- del I duque de Veragua, don Luis Colón.

Otro Vargas Machuca, Jacinto, fue capitán de la fragata de Su Majestad, nombrada “La Infanta”, surta en el puerto de La Coruña, que el 15 de Agosto de 1790 zarpó hacia Montevideo, “con la correspondencia del público y Pliegos del Real Servicio”.

Volviendo a la rama gallega, sabemos que a principios del siglo XIX Ignacia de Vargas Machuca y su esposo, Juan Farias, viajaron a México; estableciéndose en Nueva Galicia, actual estado de Jalisco. De aquella unión nacieron varios hijos, y entre ellos Heraclio Farias, inventor de una máquina de fabricar cigarros, y otros artilugios que le depararon inmensa fortuna.

Miguel Enríquez Colón y Portugal –Cajero de la Real Administración de la Sal- y Jerónima de Vargas Machuca se casaron en Pontevedra hacia 1660, y tuvieron por hijas a Catalina y a Josefa, herederas del famoso “mayorazgo de las Colonas” que su padre instituyó en 1672. Don Enrique falleció, “ab in testato”, el 22 de Diciembre de 1675, probablemente en su casa de La Pedreira (actual Plaza de Mugártegui), “dejándo muchos bienes y hacienda”; siendo enterrado en la iglesia de San Francisco, en la capilla de del Buen Suceso. Una hermana suya, llamada también Catalina, contrajo matrimonio –en 1631- con D. Juan de Lima y Soutomaior, hijo del V vizconde de Vilanova de Cerveira, en Portugal.

En el Archivo Parroquial de San Bartolomé figura, asimismo, una Juana de Vargas, cuya filiación desconocemos, casada en 1694 con José Nicolás de Castañeda, primo de los señores de Soutomaior.

De Catalina Enríquez y Vargas-Machuca, mujer de Francisco Enríquez de Vargas, nacieron Mª Benita, Rosa y otro Miguel Enríquez Colón y Portugal, Capitán de Caballería que en 1718 emigró a México; llegando a desempeñar el cargo de Alcalde Mayor de San Cristóbal de Ecatepec. El 26 de Diciembre de 1723 contrajo matrimonio en la capital con Teresa de Abarca y Cárdenas, natural de Cautitlán; hallándose ambos enterrados en el Sagrario, anexo a la Catedral Metropolitana.

Para aquél distinguido personaje, y para sus sobrinos (hijos de doña Benita), los señores De la Vega, gobernadores de Sinaloa, cuya descendencia alcanzó al ex –Presidente de la República Mexicana, Excmo. Señor Don Adolfo López Mateos (1910-1969), pedimos a los gallegos, y en particular a los pontevedreses, la promoción de un acto de hermanamiento con aquellos pueblos de ultramar donde vivieron y destacaron por su honor de caballeros.

Catedral Metropolitana de México .


COLON GALLEGO EN 35 LINEAS

El 19 de Enero de 1434, el reverendo D. Alfonso García, abad del Convento Benedictino de San Juan de Poio, suscribe ante notario las siguientes escrituras:

1ª) “Sepan todos que yo don Alfonso García abad del Convento de San Juan de Poio confieso y otorgo que debo pagaros a vos Martín Gonçálves, marinero, vecino de la villa de Pontevedra que estáis presente, doscientos setenta y cuatro maravedís (274 mrs.) que corresponden a vuestra mujer Blanca de Soutelo, como heredera de Blanca de Colón (hija de Bartolomé Colón, el Viejo), mujer que fue de Alfonso (Gonçálves) de Soutelo, sastre; cuarta parte de los mil noventa y cinco maravedís (1.095 mrs.) que yo, el referido abad, le debía al dicho Alfonso de Soutelo…..” (Notario: Afonso Eans Jacob.)

2ª) Al dorso: “Sepan todos que yo Alfonso García, abad del Convento de San Juan de Poio, confieso y otorgo que he de pagar a vos Juan Gonçálves, pintor, vecino de la villa de Pontevedra que estáis presente, como heredero que sois de Alfonso (Gonçálves) de Soutelo y de su mujer Blanca de Colón, cuya alma Dios haya, en la mitad de sus bienes, a saber quinientos cincuenta maravedís (550 mrs.)….” (Notario: Afonso Eans Jacob)

Del contenido de dichos documentos se desprende que Juan Gonçálves y Blanca de Soutelo eran hermanos, y acreedores de las ¾ partes de la deuda que el abad don Alfonso García había contraído con sus padres (tal vez por la confección de hábitos para el convento). Así como acreedores, en la misma proporción, del resto de sus bienes; faltando, por tanto, un tercer beneficiario cuyo nombre debió constar en otra escritura relacionada con la siguiente:

3ª) “29 de Septiembre de 1435. Sepan todos que yo Juan Gonçálves do Ribeiro, marinero, vecino de la villa de Pontevedra que estoy presente, actuando voluntariamente y en nombre de mi mujer, Constança Gonçálves, vendo firmemente por derecho hereditario para siempre a vos Paio Gómez de Soutomaior y a vuestra esposa, doña Mayor de Mendoza, la parte que nos corresponde de la casa, de bajo y piso, hasta la de Domingos de Colón, el Viejo, que está en la calle del puente de dicha villa junto a las vuestras, y limita con las del cabildo de Santiago…Y vendo, como he dicho, la parte y proporción que a mi y a mi mujer nos pertenece, con la piedra, teja, hierro, madera y territorio hasta la casa de Ds. de Colón, el Viejo…” (Notario: Afonso Eans Jacob. Textos traducidos del gallego; facilitado por D Casto Sampedro Folgar)

La ubicación de esta finca demuestra que los Gonçálves-Colón eran vecinos de los Soutomaior. Y que la madre de Cristóbal Pedro -llamada Constança Gonçálves- lo tuvo de soltera, casándose posteriormente con Juan do Ribeiro; figurando éste al servicio de Fernán Eanes, como tripulante de una nave surta en Pontevedra, el 19 de Enero de 1434. (Elisa Ferreira, “Galicia en el Comercio Marítimo Medieval”, pág. 846). Hecho que confirma Pedro Gonçálves en un testamento que otorga en la ciudad de Córdoba, a finales de 1489, en el que dice ser “hijo de Bartolomé Colón, gallego” (Archivo de Protocolos).

Pontevedra Antigua

En Vigo, a 9 de Abril de 2007.


¿POR QUÉ PALOS?

En tiempo de moros, Palos pertenecía al reino de Niebla, que comprendía el Algarbe andaluz, hasta el Guadiana…En la decadencia del reino de Niebla, bajo los cristianos, la aldea se despobló, dando Sancho IV la “casa de Palos”, con olivares y huertas (en 1262) a su almirante Paio Gómez Chariño, por ser costumbre dotar al titular del cargo de un puerto en señorío.”
Payo Gómez Chariño de Soutomaior (Árbol 3), V almirante de Castilla y primero de la saga Coloniana que muestra en su emblema el Descubridor, participó en la conquista de Sevilla con una nave tripulada por gallegos, rompiendo la cadena tendida por los moros sobre el río, desde la Torre del Oro hasta el barrio de Triana.

Tras la muerte de Paio Gómez, heredó el señorío su hija Berenguela, casada con Alfón Carro, cuya única hija contrajo matrimonio con Juan Ruíz, hijo de Rui Ferrández, alcaide de Niebla. Alfón Carro dotó a Palos de alcalde mayor y escribano, independizándose de Niebla, y en 1333 partió término con Moguer. Juan Alfonso Carro, nieto de Alfón y Berenguela, recibió ciertos préstamos de Juan I; préstamos que, a su muerte, pagó con el “castillo de Palos”, que fue subastado por el rey con un lote de pueblos y remató Pedro Ruiz Sarmiento, Adelantado Mayor de Galicia (Árbol 29).

Durante la guerra fraticida entre Pedro I de Castilla y Enrique de Trastámara, ejecutó el primero a Juan de la Cerda, señor de Huelva y Gibraleón (Árbol 8), alineado con el bastardo. Pero habiendo triunfado Enrique II dio aquellos señoríos -entre los que se encontraba Palos- a su alguacil mayor de Sevilla, Alonso Pérez de Guzmán (Árbol 38); pasando más tarde a su hijo Alvar Nuñez, y en 1395 a su viuda Elvira de Ayala, cuarta nieta de Garci Méndez de Soutomaior (Árbol 14).

En 1472, Isabel de Castañeda (Árbol 2) mujer del conde de Cifuentes, era la propietaria de Palos de la Frontera*, y vendió un “sexmo” de la villa a Pedro de Zúñiga (Árbol 39ª), conde de Miranda. Posteriormente, Gonzalo de Zúñiga pasó a desempeñar el cargo de alcalde mayor, contra la voluntad de Juan de Silva -III conde de Cifuentes- y sus hermanos. Lo cual dio lugar a un pleito, demandando estos últimos al clan Miranda por haber usurpado la mitad de la jurisdicción, y sirvió de pretexto a los Reyes Católicos para embargar, en 1475, dicha jurisdicción y poner alcaide propio; favoreciendo con esta medida a los Silva.

Dada la proximidad del “descubrimiento”, y estando ya muy avanzadas sus negociaciones con el futuro almirante, los Reyes decidieron adquirir la mitad del señorio de Palos y entraron en negociaciones con D. Juan de Silva (Asistente de Sevilla y Alferez Mayor del Reino), primo de Pedro Madruga, para que el “negocio” tuviese desde un principio carácter realengo. Operación que se concretó a mediados del mes de Julio de 1492, percibiendo el conde de Cifuentes la friolera de 16 millones de maravedís, con plus de 300.000 por el 50% de las salinas, pinar, olivar, barca y molinos y otros 300.000 maravedís en juros de la corona o deuda pública, a repartir entre el convento toledano donde se hallaban las Silva y sus hermanos Pedro y Lope. Queda, pues, aclarada la interrogante que plantea Salvador de Madariaga, “¿Por qué Palos?”, sobre las razones que llevaron a Colón al reino de Niebla: sin duda, el apoyo de sus parientes los Soutomaior.

* Doña Isabel de Castañeda, que falleció en Cifuentes en 1462, fue la primera esposa de D. Alfonso de Silva, quinto nieto del almirante Alonso Jofre Tenorio. En su testamento mejora en la tercera parte de sus bienes a don Juan de Silva, su hijo mayor, “y que la haya en su mitad de la villa de Palos”.

Sepulcro de Payo Gómez Chariño

En Vigo, a 5 de Julio de 2007.


¿COLON PORTUGUÉS?

Obsesionados con la vieja teoría del “Colón portugués”, nuestros vecinos del otro lado del Miño han llevado al cine su anacrónico “Cristovâo Colombo - O enigma”, dirigido por Manoel Oliveira. Defendida en principio esta tesis por Patrocinio Ribeiro (Coimbra, 1916), y posteriormente por Pestana Junior (Lisboa, 1928) y Mascarenhas Barreto (Amadora, 1988), inventores del método cabalístico, llamado también “Método de la sopa de letras”, extrajeron de la enigmática firma de Colón el nombre de Salvador Fernández Zarco, con quien le identifican. El personaje en cuestión, hijo natural del Infante D. Fernando y de Isabel Zarco, vendría a ser nada menos que primo del rey de Portugal, don Juan II.
Salvador Fernández Zarco, habría nacido en el Palacio Ducal de Cuba, en el Alentejo, localidad a la que el rey le concedió extraordinarios privilegios cuando era apenas un villorrio del término de Beja. “¿Por qué ésta consideración por Cuba?, se preguntan sus habitantes, y añaden: “¿Sería una forma de reconocimiento por los servicios que le prestaba Salvador Fernández Zarco, infiltrado en Castilla bajo el nombre de Cristóbal Colón?”

La importancia de estos símbolos se refleja, precisamente, en Cuba, donde existe un portal decorado en bajo relieve con tres ramas dispuestas en triángulo, tal y como aparecen en el gabán del rey Fernando el Católico, a quien confunden con el propio Cristóbal Colón del famoso cuadro de la Virgen de los Navegantes. Símbolo que constituye “un auténtico documento histórico”, dicen, sumado al hecho de que el Almirante pudiera haber nacido en Cuba, con cuyo nombre bautizó a la mayor de las islas caribeñas descubiertas durante el primer viaje. Aquel portal se conserva hoy en la antigua ermita de San Blas, construida en 1485; pero, analicemos el valor real de dichos símbolos:

Monumento a Cristobal Colon en Cuba
 

El cuadro de Alejo Fernández, titulado “Nuestra Señora, amparo de los navegantes”, fue hallado a finales del siglo XIX en el Alcázar Viejo de Sevilla. La composición del mismo es alegórica a los trabajos de la Casa de Contratación, y las naves y trajes de los personajes en él representados corresponden al primer tercio del siglo XVI. Conozcamos la descripción que de los mismos hicieron dos importantes especialistas: D. José Gestoso y Pérez (1852-1917), Director del Archivo y Museo Municipal de aquella ciudad, y D. Manuel Ruiz del Solar y Azuriaga en su obra “La Casa de Contratación”, publicada en 1903:

“En el grupo de personajes situados a la derecha de la Virgen, aparecen un anciano Monarca, un Obispo con bastón, ligeramente encorvado, y un Abad. En el de la izquierda se observan varios caballeros, cubiertos con gorras y mantos lujosos que representan a los antiguos navegantes de la Casa (Cristóbal Colón, Amérigo Vespucci y Vicente Yáñez Pinzón). En el grupo de la derecha, el anciano Monarca es don Fernando el Católico con riquísimo gabán, en los últimos años de su vida. Al lado de la Virgen se halla don Juan Rodríguez de Fonseca, Intendente de Indias. Y en medio de los dos el Doctor Sancho de Matienzo, primer Abad de Jamaica.”

En lo que atañe al nombre indígena de Cuba, anotó Colón en su Diario el 21 de Octubre de 1492: “… y después partí para otra isla grande, que creo debe ser Cipango, según las señas que me dan estos indios que yo traigo, a la cual llaman Colba…” Esta isla fue rebautizada una semana más tarde por el Almirante con el nombre de “Juana”, y así se llamó en lo sucesivo, hasta que el rey Fernando le cambió el nombre por el suyo propio, bajo la forma de “Fernandina”. Pedro Mártir se refiere a “Cuba” y a “Fernandina” como si fueran dos islas, llamándola también “Alpha”, retomando el nombre que le diera Colón a la punta de “Maisí”. Posteriormente, “el sonoro y corto nombre de Cuba –dice Antonio Nuñez- primó sobre los topónimos que quisieron imponerle tanto su descubridor, como el rey de Aragón y los conquistadores españoles” (*).

Según el paleógrafo Fernando Ortiz, en su obra “Cuba primitiva”, las palabras “Cuba” y “Ciboney” tienen una misma raíz: la voz “ciba”, que equivale a piedra o montaña. Para José Juan Arrom, en su discurso de ingreso en la Academia Cubana de la Lengua, titulado “Historia y sentido del nombre Cuba”, la palabra “Kuban” significa “mi campo, mi terreno”; manifestando que la voz “Kaba” o “Kuba” debe ser por consiguiente la voz que Colón oiría, y eso vendría a explicar la vacilación del Almirante entre “Colba” y “Cuba”.

Digamos para terminar que la novela “Cristóbal Colón era portugués”, del matrimonio Da Silva-Jorge, en la que se inspiró el veterano cineasta Manoel Oliveira, no es una novela de corte histórico, por cuanto su contenido corresponde a hechos y personajes históricamente falsos. No obstante, el 28 de Octubre de 2006, el Presidente de la Cámara Municipal de Cuba (Beja), D. Francisco Orelha, tras las “sabias” conclusiones de los doctores Augusto Mascarenhas y Luciano Da Silva, inauguró una estatua dedicada a Cristóbal Colón, “para conmemorar los 514 años de la llegada del descubridor a la isla que bautizó en honor de la tierra que le vio nacer”.

(*) Don Antonio Nuñez Jiménez (1923-1998), fue Presidente de la Academia de Ciencias de Cuba. Su obra consta de más de 190 volúmenes, dedicados especialmente a estudios geográficos y de espeleología. En Marzo de 1989 publicó su magnífico “Reportaje del Descubrimiento”, en el que plasmó -en alas de la imaginación- los comentarios de los personajes más notables de la historia. Y en 1995 se le confirió el titulo de Doctor Honoris Causa en Ciencias Geográficas por la Universidad de La Habana.


En Vigo, a 18 de Enero de 2008.